Reconozco
que no te escogí,
que fuiste tú quien me gano a mí,
que no tuve
ninguna opción,
que
conquistaste mi corazón
con tu
gracia, con la luz de tu alma,
con el cielo
que habita tu mirada,
con tu
precioso cuerpo de ensueño.
Reconozco
que me resistí,
que escuché
la voz que no debí,
que no
escuché mi propio latido,
la fuerza
que consigue contigo,
que obedecí ciego a la razón,
a la que
siempre decía que no