9 de febrero de 2016

Sol

Tu mirada me aprisiono
como un invisible sedal
arrojado en la distancia.

Gano el tiro y afloja
hasta hacer que cayera
en la red de tus brazos.

Me brindaste un momento
entre caricias y besos,
un recuerdo eterno.

Pero solo fui un trofeo,
una instantánea del tiempo,
que devolviste al mar.

Al que enseñaste el Sol,
para que añorara en el océano
su delicado calor.