8 de febrero de 2016

Doce Veces...

Parece que seamos parte de un reloj,
en el centro de la acción,
juntos en un punto,
pero en constante separación,
cada uno a un ritmo,
a una velocidad,
tu siempre por delante,
yo quedándome atrás,
hasta que me des otra vuelta,
me vuelvas a atrapar,
te vuelva a ver marchar.
Tu siempre viviendo el momento,
marcando el tiempo de verdad,
yo solo puntual,
con escuetos instantes de atención real.
Mi andar es pesado,
pausado,
sin mucho que añadir,
fue poco lo que recorrí,
vi, viví,
comparándolo a tu caminar altivo,
de armas tomar,
en el que realmente se nota la acción del tic-tac.
Pero aun de apariencia detenido,
sigo en camino,
determinado a completar mi parte,
aunque sea un giro lo único que me corresponda dar,
porque doce veces te veré pasar,
sentir tu caricia junto a mi,
en un instante,
que en mi pensamiento no tendrá fin,
doce veces iré detrás de ti,
aunque no te pueda alcanzar,
y si la vida me concede otro giro,
otras doce veces sin pensar.