Ya es
tarde
para
secar viejas lágrimas,
ofrecer
el abrazo que hizo falta,
tender
la mano a antiguas caídas,
ayudar
a cicatrizar heridas,
ser, en
otra época,
mejor
compañía.
Ya es
tarde
para
dar marcha atrás,
cambiar
decisiones,
deshacer
en el tiempo el camino,
entuertos
y errores,
un sin
fin de equivocaciones.
Ya es
tarde
para
actuaciones en pasado,
sacudir
rencor que años
acumularon,
perseguir
vacuas sombras
de
hogueras reducidas a cenizas.
Pero
dicen,
si la
dicha es buena
no es
tarde para pedir perdón.
Así pues,
a quién
sea menester
disculpe
el daño que pudiera hacer.