24 de enero de 2019

Señales

La vida está saturada de señales.
Obligatorias,
de siga la flecha en un único sentido,
de dirección prohibida y de sin salida,
de frena, no tienes preferencia,
de cede en las incorporaciones,
de reduzca la velocidad por peligro,
de advertencia de fauna salvaje y libre,
de distancias con nombre,
de acceso a vías rápidas,
de cuidado vienen curvas,
de es una rotonda, no des vueltas,
de reservado en exclusiva a residentes,
de prohibido aparcar y echar un cigarro,
de se multa deslumbrar con largas,
de está observado por el gran hermano,
de abierto veinticuatro horas...
De calles en obras
y de cuidado con el hielo o el peralte,
de use protección,
de tóxico, de riesgo de electrocución,
de incendio a la primera chispa,
de calaveras y muerte,
de suelo mojado,
de disponibles hojas de reclamaciones,
de máximo cuatro personas,
de no molesten en tarjeta o corbata,
de última oportunidad, en rebajas,
de perspectiva e inclinación,
de, en pequeño, beba con moderación,
de aseos públicos para urgencias,
de salidas de emergencia...
Señales en exceso...
De todos los colores, tamaños y formas...
Redondas, cuadradas, triangulares...
Rojas, azules, verdes, negras, amarillas...
Pequeñas, medianas, enormes...
Con luces, parpadeos, reflectantes...
Parecidas... Diferentes...
Para todos los gustos...
Que dictan reglas, rutas y precauciones...
Que no todos entienden ni siguen igual...
Que no obligan, prohíben o advierten...
Que indican pero no dirigen...
Con peatones en arcenes y aceras
que cruzan en rojo a ojos del que espera...
Con la opción del carril bici, con suerte...
Con calles de circulación a la izquierda...
Sensatos en su norma... O kamikazes...
Según quién mire...
Que a pie afectan dos normas de tráfico
y en bici según por donde circules.
Que hay países con los lados cambiados
y las velocidades a su antojo.
Que la educación de la mirada
en la iconografía de la vida es distinta
y cada cual mira en su dirección
pues todos no siguen el mismo patrón...