15 de enero de 2019

El Lobo

Cuando quieres
se enturbia la intuición e interpretación,
y es mejor desconectar las...
Dejar ciertos pensamientos en off...
Distraerse con la escusa de la realidad
y cumplir con el papel del yo.
Ser el primero en tu partido
y en el de otros
segundo, tercero, suplente o expulsado.
Jugar a lo tuyo
y que las reglas las dicte tu conciencia
de corazón...
Que me lo dijo el tiempo hace mucho
una mañana de escarcha en mi ventana,
cuando asomaba el invierno en verano
y abrazaba una ausencia desnuda
en pliegues y lisos a las luces del alba...
Y desconecto
aunque mis ojos actúen por instinto
y sobreactúen por entusiasmo.
Porque aprendí a disfrutar un minuto
y sumar el siguiente si se daba el caso.
A ir paso a paso.
A mi ritmo que más rápido me caigo.
Sin buscar pero mirando,
por si acaso veo algo claro,
que de lejos veo poco y prefiero el cerca,
aunque tranquilas,
que no soy ogro ni llego a las tientas
por eso de desconectar cuando quieres
y tener bien educadas las manos,
como me enseñó el pasado,
a excepción de que oiga sí de tus labios.
Porque querer es un lobo en la intuición
que viste muy bien la piel de cordero.
Mientras las palabras
pueden ser llaves de la verdad
o la mentira por escudo,
la exposición del alma,
si no juegan al sí o no,
a una carta,
que no es raro el caso,
para un café, una noche, una vida extra,
en una comunicación en seis sentidos.
Y hablaré, y escucharé antes de juzgar
para que no se cuele el lobo en el rebaño,
en túnica de adivino,
que no me duele aprender
ni estar equivocado,
si el premio es estar mejor comunicados
como personas... Como humanos...