13 de noviembre de 2018

Hablar

Hablar contigo me es fácil
si la conversación es en mi cabeza,
en los entresijos de mi pensamiento.
Aunque puede que pienses mal
y creas que el motivo
es que soy yo quien te da el discurso,
quien te dicta las respuestas.
Pero creeme que incluso ahí dentro
me sigues ganando las peleas,
porque en la imaginación
también me callan tus besos.
Pero cuidado que me despisto
y yo venía a decir otra cosa.
A explicar de manos de algún cuento,
de alguna metáfora sin sentido
que la pasa a mi boca frente a tus ojos.
Que me calla y no te dice.
Y se me ocurre
que te imagines una puerta,
una puerta sencilla para una persona,
e imagina
digamos cien, digamos diez mil
intentando atravesar a la vez el umbral
con un único posible resultado,
atasco.
Pues así yo
cuando me planto frente a tu mirada
y se me amontonan las palabras
para tan solo una lengua.