15 de noviembre de 2018

Dos Bocas

No sé dónde conducen mis huellas,
siempre las dejo a la espalda,
pero no creo que conduzcan a mi.
Porque estaré un paso por delante
si no me borra la marea
o no dejo rastro en calles de asfalto.
Si no me paro en alguna nube,
en algún recoveco para soñadores
y sin saberlo quien las siga
pase de largo
...
Así que no sé
donde conducirán mis huellas
porque para llegar a mi
hay que llegar de frente
o de un costado,
con la sorpresa en los ojos
y la curiosidad mordida en los labios.
Por casualidad o premeditado.
Pero con el discurso improvisado
por el corazón,
por la voz risueña que cree en todo,
por el susurro que arriesga,
por el suspiro libre al filo del vértigo
...
De bocas de dos
...
Con la melodía prestada del viento
y los coros dirigidos por la Luna,
con el verso en prosa y en lengua
al frente de una lista de besos.
En una mano sin mangas.
En una partida que ganen las tablas.
Que empaten las miradas
en dos palabras
...
De bocas, de ojos de dos
...