8 de diciembre de 2018

Mareas Y Lágrimas

La marea devuelve todo a la orilla
pero devolvió mis lágrimas confundidas,
porque ya no son las mías
ni saben a las historias de sal de mis ojos.
Porque las siento más de otro
que las nostalgias que lloré antaño,
que el dolor
que escapó a través de mi mirada,
que recorrió mis mejillas desnudas
y se mezcló con la mar a ras de la arena,
con la espuma en sus estallidos y rotos...
Y el sabor, y el salitre
narran un texto distinto al pasado en ayer,
a las palabras en susurros entrecortados
que la brisa marina
entrelazaba en las crestas de las olas,
en las líneas a piel de las conchas,
en las briznas a la deriva del océano...
Porque la marea devuelve todo a la orilla
con tiempo
sin que haya que tirar la red o el anzuelo
sin que el faro le haga guiños
sin que el puerto silbe regresos de lejos...
Aunque el reloj
no deja inmutable ni las viejas lágrimas,
las nostalgias, los susurros de viento,
el dolor entre llantos y despechos...
Y el sabor, y el salitre
cuentan ilusiones de arena y sal de otro,
de otro mundo, de otro cuerpo,
del náufrago que luchaba por sobrevivir
con el pecho lleno de ahogo,
con los pies cansados sin alas ni suelo...
Y la marea
me devolvió mis lágrimas confundidas
porque ya no pegan con mi vida,
no las puedo usar con ojos llenos de cielo
ni dan el pego en mi rostro
con la sonrisa perpetua de fe a fuego
que visto, con esfuerzo, cada mañana,
desde las luces del alba
hasta la campanada del primer sueño,
de los de cama y almohada,
y no los de un soñador bien despierto...