20 de diciembre de 2018

Líneas Inquebrantables

Hay líneas que no se deben traspasar.
Líneas que dan cuerpo al ser.
La piel...
El corazón...
El alma...
Que traspasamos a diario, unos con otros,
sin querer y queriendo
sin intención y con premeditación,
nobles, libres de un error,
con no buenas sino mejores escusas,
o con la maldad a rebosar en los ojos,
con la saña en la mirada...
Y, a veces, me detengo
a reflexionar sobre el pensamiento añejo
de que el papel lo aguanta todo,
que nos da permiso
a morder la fruta que nos prohíbe el Edén,
a violar a otros por soñadores,
a secuestrar personajes,
a cruzar las líneas
de la piel...
Del corazón...
Del alma...
Por ser retales entre lo real y la fantasía,
por superficiales e inofensivas ideas,
por ser el guión que dicta nuestra voz
en conversación con la imaginación...
Con la locura...
Con el papel...
Con esos otros de cientos yo,
de tus, de nosotros, vosotros y ellos
que habitan mi interior y no, no son yo...
Por ser la pluma, la palabra
nuestra arma...
Porque el papel lo aguanta todo...
Pero me detengo...
Y miro...
Y me observo...
Y me examino...
Porque puedo tener una gran escusa,
la mejor,
pero quiero estar seguro
de no tener fantasmas en mi corazón...
De que mis flechas sean de goma
y mis disparos
acaben escritos en una bandera blanca...
De escribir por y con Amor,
por la vida,
por compartir una causa mayor,
aunque duela, porque también duele
el puñetero y la puñetera
y no todo son mariposas y pasión...
Porque hay de cuento y de terror,
entre campos de flores y desiertos,
con principios de vértigo
y final aún más rápido,
de risas y una vida plena,
de lágrimas y noches de borrachera,
con divorcios o funerales,
con familia o sin descendientes,
con rutinas o impredecibles...
Pues el Amor y la vida
son una mezcla de sentimientos,
una pugna entre negro, blanco y grises...
Un océano de direcciones y posibles...
Un camino que labrar y no que hacer...
Un aprendizaje práctico sin guías...
Un infinito del que nadie sale ileso
y del que nadie, cuerdo, quiera salir...