Puedo perdonar, pero olvidar no.
Puedo sonreír o reír las cicatrices.
Y mirar al cielo desde mis raíces
con los ojos de un alma sin dolor.
Puedo estar alegre de corazón
y dejar atrás muchos inservibles
como las culpas que son invisibles
y no dejan buen sabor al amor...
Y puedo creer en un mejor mañana.
Y vestir inviernos de hojas perennes
que broten en futuras primaveras.
Para seguir soñador inconsciente
cada día y noche contigo a mi vera
aun nuestro abrazo solo sea palabras.
Hay bondad en el viento cuando sopla
tu nombre a mi oído desde el horizonte
y piedad honesta en voz de la noche
con su recital de Luna y de rosas...
Y respiro aire con tu dulce aroma,
y converso con las constelaciones
sin más palabra que el sentir de un hombre
que habita en mi pecho, y a veces llora...
Otras grita ruidoso al universo
poseído por el peor de los orgullos,
aunque, siempre, acabe arrepentido.
Porque la sonrisa delata que es puro
entre algún despunte inofensivo
el amor, por ti, que habita en mi pecho.
¿Cómo no estar feliz?
El mundo canta a todas horas.
Durante el alba, el día, el ocaso
y en brazos de las estrellas.
Y cada estación tiene su melodía,
su sabor, su aroma,
y suena distinta
la luz del verano a la de otoño,
la brizna en invierno o primavera.
Como la voz del ave enamorado
a su fiesta matutina.
El aullido con tonalidad de plata
al ladrido silbado de la soledad.
La flauta del viento
a la orquesta sinfónica del mar...
Y todo vibra repleto de música
en sentimientos dispersos
que incluso tristes son alegres
con su inexplicable magia,
en semillas sin tiempo,
en cápsulas de eterna felicidad...
¿Cuándo el amor no me haga llorar
te habré dejado de amar...
O será el principio del amor de verdad
con todo, con nada?
La lección que más veces repetí,
y siempre suspendía con una lágrima,
la aprendí sin querer
por culpa del tiempo y su constancia
pues jamás quise vivir un instante sin ti...
Tengo la imaginación despierta,
tengo la piel despierta
y tengo tu nombre
despierto en mis labios...
Y si despiertan juntos
desayunan todos a la misma mesa...
Me confié
y creí
haber ganado antes de empezar.
Como si estar presente
fuera sinónimo de victoria
y jugar un simple formalismo.
Sin necesitar mano ni cartas
para merecer el podio...
Como si no tuviera que demostrar
que merezco ser la primera
elección,
como cualquiera, como todos...
Y sé hizo el alba,
y despertó la pesadilla...
Y no era yo ni mis ojos ni mi latido,
y era un préstamo de otra piel,
con mis actos poseídos,
prepotente, soberbio, creído...
Desde una mirada consentida...
Cuando años mueren en un gesto
y siempre estamos al principio,
cuando día a día es una apuesta,
una decisión
que nos une o nos deja a medias,
cuando no se gana en la vida
si el corazón no arriesga...
Hay quien demanda su media naranja.
La mitad que una y complete su todo.
Y quien busca quien comparta sus ojos,
sus miras, sus hábitos, sus palabras.
Hay quien quiere ambos o no quiere nada.
Quien prefiere la sorpresa de un roto
a moldear el destino como antojo
para que cuadre el sueño y la mirada.
Porque la suerte está echada a ser uno
con uno mismo desde que nacemos
aun no sepamos quien somos nosotros.
Aun cambiemos de piel según el tiempo,
según el viento, la lluvia, los copos
del invierno que nos coge al desnudo.
Sabes de sobra que hacer,
sabes de sobra quién eres,
sabes de sobra qué quieres...
Y estás cansada de escusas,
de miedos y dudas...
De incógnitas con nombre...
Pero yo no dudo ni escuso
ni pretendo abrir
una puerta siempre abierta...
Para ti...
Porque no quiero que olvides
que la duda la sembraste tú,
que para mi era siempre
y siempre... es.
Entre tanto caos sin respuesta
lleno de sombras y falto de luces
la locura que nace
busca una explicación, un por qué
con su propia fe del brazo
y un juego de reglas incoherentes,
en especulaciones sin fundamento,
que dan cuerpo a un nuevo ser...
Al loco...
Y camina, o quizás vuela,
o, tal vez, viste cuerpo de ola...
Y vive enraizado, o como guijarro
de viaje desde el río a la mar,
o como aire
en la bruma o la cima de la nube...
De explicaciones extraterrestres,
amigo de la luz fantasmal,
compañero del muñeco de vudú,
amante del invisible y el silencio...
Son mis ojos
los que me sacan de mis casillas,
quienes ciegos, a su antojo velan
e ilusionan su iris entre espejismos...
Con lectura tambaleante de miras
en líneas entre jirones que vuelan,
recortes de nubes, arcoiris e hilos...
Del telar que compone la vida
con colores para el sueño, la quema,
el amor, el destierro y... El olvido...
Creo que no me crees.
O, tal vez, sí.
No lo sé.
Pero no te voy a preguntar.
No lo quiero saber
diga lo que diga
la curiosidad...
Digan lo que digan
mis ojos...
Porque yo me creo
del siempre
sus siete letras...
Porque las promesas
las hice... A mí...
Porque la mentira es coja
y una verdad tortuga
gana, tranquila,
cualquier carrera,
de calle...
Y el tiempo dirá.
Y mañana se verá,
veras
que me tienes que creer...
No estoy bueno de la cabeza
aunque eso no es algo nuevo
y puede
que de viejo, ya, aburra...
Que de usar la locura de escusa
sin que escuse nada
este gastada...
Pero estoy loco
aunque
solo lo entienda mi cordura...
Ella no nace ni muere
solo existe
y hay quien dice que viene de mañana
con fecha de ayer...
Aunque, también, quien en ella no cree
y la llama cuento,
o quien la considera inexplicables
teorías del tiempo...
Pero es real, como lo es la bola de fuego
que reina el cielo...
Donde no se respira...
Pues me topé con ella en forma
de idea,
en cuerpo de metáfora,
y vino con quien no sabía de ella,
para paradójicamente,
yo, a ellos,
por canal, que no confundir por maestro,
explicara sus enseñanzas...
A veces, soy una caricatura.
A ratos, una adivinanza.
En ocasiones, un nudo en la garganta.
Y si hay hueco entre turnos
según sople el viento
me disfrazo de mi mismo... Desnudo...
Si el poeta es angustia y sufrimiento
que no me llamen poeta,
que sufrir no sufro
y a la angustia encontré remedio
con la panacea de luz
que es a las sombras un buen recuerdo...
Me vendí al diablillo antes de llegar
al destino a la sombra del olivo
donde aguardaba mi auténtico amigo
de bolsa indiferente y el alma en paz.
Y acepté la mentira por verdad,
me hice reo cuando nunca lo había sido,
cuando era libre de cualquier delito,
falso mártir, sin dejarme salvar.
E hice el camino con cruz del calvario
bajo el peso agónico del silencio
con la carga extra de martillo y clavos.
Sin conecer de antemano el misterio
del corazón que muere atravesado
y resucita amoroso, aún, en su ánimo.
Déjame echarte de menos
con aires de tristeza.
Déjame notar tu ausencia,
el matiz y el aroma de la nostalgia...
Y no me hagas sonreír
cuando aparezcas entre recuerdos
que quiero estar triste
por no tenerte,
no feliz
de saber que el cielo existe...
Hay una ermita sin cruz llena de rezos.
Un santuario peregrino sin senda,
sin campanario ni luz de las velas,
dorados, salmos o sagrados textos.
Una ermita de paredes en verso
de frondoso verde vida y esperanza,
donde reposa en el altar el alma
de quien halla sus puertas y secreto.
Una ermita oculta para extraviados,
que lo mismo descansa en la orilla
que entre nubes a ras de la montaña.
Un templo sin cuerpo, una eterna ermita,
donde al orar se entrega la palabra
del corazón que reza enamorado.
El cielo es el cielo y la tierra, tierra.
El océano mar y el aire silencio.
Y el Sol y la Luna a ratos y en medio
directores y voz de la tormenta.
Y la nube es alada y el sueño vuela
entre la coreografía de sus besos
a merced de las caricias del viento
a lomos del cielo, a ojos de la tierra.
¡Sueño dulce! Hilando en plata, tu nombre,
con la chispa de mil lágrimas celestes,
con el trazo de una mano divina.
Sobre la mar de horizontes pendientes
donde canta la vida la sonrisa
que ilumina mi alma frente a la noche.
No me entregues un diploma por bueno,
no me des el título de noble
ni me hagas caballero
que prefiero que no me nombre tu voz
y ser el fantasma tras las cortinas,
el amante de tus noches,
el sueño en que desquitas el insomnio...
El secreto de la Luna y el silencio...
No me perteneces,
como no me pertenece el aire
que respiro...
Como no me pertenece el Sol
que me ilumina...
La lluvia y su mar de caricias...
Las estrellas, la Luna, el sueño,
la espuma de la orilla,
el copo, el pétalo, la espina...
Y no puedo hacerte mía
y sólo puedo hacerme tuyo...
Aunque no te pertenezca
como un susurro en el viento,
como quejido roto de la marea,
como chasquido del trueno...
Aunque sea libre...
Y tú, mi libertad...
Mientras sigamos luchando
no nos han vencido...
Mientras sigamos viendo futuro
queda tiempo en el bolsillo...
Mientras haya mañana
la noche será un dulce castigo...
Porque somos luz y sombras,
noche y día, Sol y Luna...
Sendas sobre el mar y el viento,
envueltos en la capa de la ola,
en el manto de la tormenta,
en velos celestes,
en túnicas decoradas en plata
bendecidas por las estrellas...
Y habrá a nuestros ojos
días oscuros y noches claras,
distancias y acantilados,
horizontes sin tierra,
bosques de ilusiones,
oceanos de arena,
retos y sueños...
Que superaremos
mientras sigamos luchando,
mientras
no nos demos por vencidos
ni perdamos el rumbo
del futuro...
No tengo ninguna obligación.
No tengo por qué.
Ni me siento en deuda...
No tengo motivos
ni ocultos ni a la vista
ni a la vuelta de la esquina.
Como tampoco intenciones
que se disfracen, se escondan
o te persigan...
Pero si tengo este sentimiento
en mi pecho,
en mi corazón con tu nombre
que pase el tiempo que pase
no deja de amarte...
Cuando no veo tu sonrisa
la sueño...
Cuando no veo tu mirada
la imagino...
Cuando no escucho tu voz
lo remedio...
Cuando no te encuentro hoy
te busco ayer...
Y no puedes escapar de mi,
y no puedo escapar de ti...
Me ahogue en un vaso
que siempre estaba seco.
Me deshice como un hielo
que pierde el norte y besa el verano.
Me perdí disfrazado de aguja
en una realidad de paja.
Me rompí en más de mil pedazos
y aprendí del alma que es desmontable,
como un puzzle
que si tropieza
hay que volver a montar de nuevo...
Y todo por un beso...
¿Qué tendrán tus besos?
Nunca escapé, nunca hui, nunca me fui...
Encontré una salida
que no deja el camino,
que no abandona los recuerdos
ni construye cementerios bajo el olvido...
Una salida que no divide,
que no deja mis pedacitos rotos
crucificados como mártires en el ayer...
Y me hice distinto bajo la misma sonrisa,
tras los mismos ojos...
Y me convertí en otro
sobre las enseñanzas del tiempo pasado
para ser libre del juicio eterno del cielo,
para perdonar... Y amar...
Para perdonarme... Y quererme...
Sin irme... Sin huir... Sin escapar de mi...
Sé quién eres
incluso cuando tú no lo sabes,
Amor,
y te amo
en las buenas y las malas...
Cuando sacas las espinas,
cuando vistes tu sonrisa,
cuando devoras mi corazón,
cuando energizas mi alma...
Porque sé quién eres, para mi,
aunque te disfraces
de dolor... Amor...
Si la nostalgia quiere ser triste
que no te lleve con ella.
Si la soledad quiere estar sola
que no te coja la mano.
Si el insomnio busca ser noche
que no despierte contigo.
Si el olvido busca olvidar algo
que no pierda su tiempo en ti...
Pues tú eres alegría, compañía,
luz
inolvidable...
Y los sueños sueñan a tu lado
sonrientes
porque lo tienen todo claro.
Y los recuerdos hieren felices
si se detienen en el calendario
bajo la cruz del pasado
que nos junta, nos une, nos ata
o te besa.
Y el desvelo es rezo y plegaria,
monólogos frente la Luna,
ecos despiertos del onírico,
tu nombre en el hilo
contento de mis labios
de conversación con la noche...
Y si la nostalgia pretende llorar,
la soledad mantener su silencio,
el insomnio pesar oscuro
y el olvido enterrar recuerdos
que no te llamen
para intentar sembrar su daño,
pues no eres herida que sangre
en mi universo,
eres fiesta y el mejor regalo...
Lo único que sé del futuro
es que empieza mañana
y a mi
siempre me coge ahora.
Y cuando estiro los dedos
e intento retirar el velo
no hallo tacto a sus brumas,
el borde de la cortina
que desnude a mis ojos
el cuerpo y la piel del destino.
Y el mañana... Nunca llega.
No sé si el amor
es simple o complicado,
fácil o difícil,
llano o encrespado...
No sé si es hacia arriba
o cuesta abajo.
Cálido o húmedo.
Si tiene curvas,
atajos,
o rectas al paraíso...
Si es un cúmulo de todo,
un cruce de mil caminos.
O cada uno tiene el suyo,
peculiar, único...
Pero sé que si es amor
y, en mi cuento,
tú estás cerca
eres su forma,
eres su cuerpo,
su luz, su aroma, su voz...
Y lejos
en cada sueño
que gobierna mis ojos
y dibuja mi corazón...
Si el olvido quiere echarte mano
se la corto
y le amputo la otra por si acaso...
Que no pudo en el pasado,
por ser tú inolvidable,
y en el presente no tiene opción
que, ahora, también tomo parte,
aunque contigo sea innecesario...
Sólo la enfermedad podría olvidarte...
Pues ya superé lo malo,
las lágrimas, la tristeza, el dolor,
la nostalgia, la melancolía,
la ira, la rabia, la frustración,
la pena...
El mal sabor de tu ausencia...
Los crueles pormenores del Amor...
Y sólo queda lo bueno, el elixir,
el latido feliz
que me obsequia con una sonrisa
cada vez que me acerco al cielo,
cada vez que me acuerdo de ti...
Hay quien cuenta
los desvelos que provoca,
los sueños que despierta,
los corazones que roba,
el deseo que acumula...
Pero a mi dame la suma
de las sonrisas
que en tus labios son mías
que son, hoy por siempre,
lo único que me preocupa...
