dentro de la baraja del Mago
que decide el azar
según la luz del espectáculo,
a refugio
entre las sombras sin voz,
vestidas de telón,
tras cortinas de punto dorado
y bordados al Sol.
Ni tampoco cuento o rezo
fuera del aplauso,
del bullicio y la improvisación
con arte y corazón
sin decoraciones ni escenario
en la coreografía sin ficción
del escapista sin cadenas
que elude la muerte
a un milímetro de la guadaña
que dicta el Adiós...