13 de noviembre de 2017

Gatos

Me vendiste... Gato por liebre,
mariposas por perdices
y te creí...
Mientras me engañaban tus ojos
coqueteando con otro destino.
Siempre inocente
con el corazón dado y perdido
frente mentiras de unos labios
decoradas de sonrisas
al baile de una mirada esquiva,
al son de una canción de cuna,
para dormir sin miedo el sueño
de una vida eterna,
de un viaje hacia el firmamento
de dos almas
casadas solamente en un beso,
en la distancia de un abrazo
sin alianzas ni promesas.
Pero aún así
te compraría un jardín de gatos
por sentir alas en el estómago,
por esa chispa de magia
que causa en mi piel tu mirada,
que me hace olvidar
que entre tu y yo
también hubo malos recuerdos
y el latido sólo es de mi pecho.