14 de octubre de 2016

Libre

No hay verdades que duelan
más que una mentira ciega,
que una negación por absurdo
y no quiero más máscaras
ni más mordazas por castigo,
quiero libertad en mi culpa,
en el dulce peso de mis latidos
con tu nombre en un susurro,
en un suspiro que sea viento
entre mil palabras y algún verso
en la frontera de los sueños,
en la calle que bailan deseos
y muere en voz el silencio
con la sinceridad de un te amo
por ti, siempre joven y eterno.