23 de octubre de 2016

Carta Perdida

Tal vez sea un auténtico cobarde
por seguir temblando ante tus ojos,
por sólo amarte
sin buscar compromiso que nos ate,
sin que el sueño despierte
y bese la realidad del imposible
pero quererte es para valientes
que puedan poner el mundo a tus pies,
que custodien tu sonrisa día y noche
o tengan por bendición tu corazón
no para un simple soñador
que no llega a unir dos palabras
aunque las oiga nítidas en el interior
en un grito que suspira constante
que termina ahogado en el silencio,
en un secreto de mil voces
en presencia del manantial del deseo,
de la fuente que alimenta mis sueños
sin sombras ni fantasmas del alma...
Pero sólo te deseo lo mejor
y ese no soy yo,
aunque tengo ganas de retar al destino
pues no pienso entregarte al olvido
ni tampoco enterrar el sentir del pecho
con tu nombre al principio,
con tu voz entre mis latidos
que de la vida es lo mejor que tengo
y continuaré con los pies en el camino,
paso a paso sin escarmiento
persiguiendo ángeles o seres de cuento
hasta que dé con tus ojos de nuevo
y tenga valor de jurarte amor eterno
en un instante prestado a tu oído,
en una mirada que no pesen las palabras
sin más intención que entregarte el alma,
sin más pretensión que regalar amor
a la luz que habita en flor mi corazón.