10 de agosto de 2018

El Ausente...

No necesito ningún capricho,
no necesito pecar de vicio
para sonreír desnudo
a las sombras de la noche ciega
de Luna Nueva,
a la libertad del silencio mordido
en cantos de estrella.
Porque te llevo dentro y por fuera,
en el corazón, en el alma,
en la luz de los ojos,
en la mueca al filo de los labios
con aire de alegría en dos palabras.
Y lo sabes. Y lo recuerdo.
Para que el tiempo no olvide
y la arena no devore las raíces
del nosotros
en el imposible mundo del cuento.
Sin punto final ni suspense
en los besos,
en las miradas cruzadas,
en las caricias
de pasión y desvelo entre sábanas,
con el ausente todo a un paso
y el perenne nada a la espalda.