me quiero mucho...
Y ha costaó
demasiadas lágrimas
y de tó lo demás,
pues no era mi devoción,
no era yo
mi primera petición
con tanta voz
sin lengua al oído
que decía
de él,
de mi
que no era trigo limpio,
que era un trápala,
que el hábito no era de fiar
y el monje
un boceto de cuento
sin tapas que juzgar...
Pero
contra viento y marea
me quiero,
me quiero,
me quiero...
Y no perderé el rumbo
del amor legítimo
dónde soy el único señor
y dueño
del destino
de mi ser ...