acabo nada
ni se acaba
en un mundo interminable
donde
el que viene detrás
cree del pasado
que se puede perfeccionar,
pluralizar,
sin vivir
sin sentir
la angustia o el placer
de una aventura
con nombre propio y saber,
con huellas en el tiempo,
en el desgaste de la lágrima
y las arrugas de reír...
Vacíos
entre páginas en blanco
y la demanda
de una nueva,
de una vieja forma de mirar,
de existir...
Reos
del ofendido
frente a la historia
que lucha la batalla perdida
en otra era
mientras pierde la razón
contra el gigantesco
molino
de los siglos...
Atados
de pies y manos
frente al capital
que vende,
que controla el producto,
que los soborna
con solo pagar facturas...
Necios
por transformar la herencia
que el pasado lego
en atracción y entretenimiento
en vez de recuerdo
y la posibilidad de
no
olvidar...