Fue la verdad...
La que me abrió los ojos
de par en par
para ver la realidad,
que late en mi interior
con voz propia
y su singular canción
sin letra ni música.
Sin tristeza ni alegría
en un resumen de dos palabras
bajo el Sol de una sonrisa
con tiempo para recordar
sin parar a mirar atrás,
con el cielo siempre a la vista
para soñar despierta
en labios de un soñador.
Y ser feliz
sin tanto esfuerzo,
sin pensar de más
entre tanto grillo,
entre tanto pájaro suelto
y el consejo del demonio
pegado al oído
en constante repetición,
con su dolor por razón
y mi verdad fantasía de cajón.
Que llevo con la cabeza alta
en el rostro,
en el corazón
y por bandera del alma,
sin monedas al cambio
que me compren la opinión
sobre la existencia del Amor.
Leyenda, mito y luz
en el día, la noche y el sueño,
en el pecho de nacimiento
o en brazos del padre,
en un adolescente primer beso
o un si quiero, con más edad,
en cada parque y hogar,
y en grandes estadios, también,
en manos de la locura
o de la única razón
sin ninguna y toda explicación.
"La poesía no necesita adeptos, sino amantes" Federico garcía Lorca