12 de noviembre de 2016

Sin Salida

En una orilla sin mar,
en una cumbre sin cielo
se siente el amor del pecho,
el latido sin sentido
sin tus labios por besos
ni tus caricias sobre la piel
aún no duela y alegre
pero cansa sin salida
pues se pierde en silencio,
en el hueco de un abrazo
con un vacío sin llenar
que clama por tu cuerpo
para hablar en una mirada
a la distancia justa
de las verdades del alma
donde inquieta y no para
tu nombre por secreto
y tú atada al sueño
para custodiar mis noches
en luz de mil Lunas
y amparar el amanecer
antes que despierte el Sol
con una sonrisa por bendición.