11 de noviembre de 2016

Perdido

Me he perdido tantas veces
que aprendí a caminar sin brújula
ni cruces en los mapas
con sólo tierra bajo los pies
y tal vez no haya dado un paso
ni labrado más que un círculo
pero me he encontrado conmigo
tantas veces en el camino,
en las huellas que ya andé
chocando con mis defectos,
vergüenzas, miedos y debilidades
que encontré algunas verdades
entre soledad y silencio
ocultas en la voz del pecho,
en los gritos al rojo de la mirada,
en el tartamudeo bajo los dedos,
en el temblor de la respiración
y tú, Amor, estabas justo al lado
como respuesta y solución
de verdad sin tinta
para llenar los huecos sin luz,
los vacíos entre latidos,
las ausencias sobre la piel
con una bendición por castigo
que se atrapa en una sonrisa
y se cobija bajo el ala del alma
a ojos vista del cielo
donde a veces hiere y duele
mientras otras calma y sana
en su vuelo libre de esperanza.