a nadie importa
sin ribetes
y decoración
pomposa
la palabra del silencio
qué no llora
ni busca el pecho
qué sacie la sed
del hambre
por vivir
bajo el cielo,
firmamento del sueño
de todos y ninguno,
de mañana y ayer,
de antes y después
en el eco de las voces
sin gloria
ni eternidad...