ante la estupidez tras la razón
del ego
qué dicta su perspectiva única
con base de capricho
y sazón de espectáculo
al debatir la simplicidad de la regla
que dicta la conducta en sociedad
en comunión con la naturaleza.
Y habla el futuro
con nada de pasado y todo presente.
Y se impone la tortilla
sin pensar en los huevos rotos
cómo con el bacalao en otra época
o la gasolina con plomo
y sus consecuencias.
Y la necesidad aprieta
y el consentimiento se compra
si atinas el momento y el precio,
justo a la primera,
gracias a la mercantil transferencia
de datos sin real coherencia...
Y qué ceda quien tenga
que perder
los matices pintorescos de su vida,
qué se doblegue el sordo, el mudo
y quién ignore las cuentas.
Y qué rece y no luche
en nombre de la justicia,
en nombre de la balanza
que juzga el corazón y su vida,
el ignorante de un mundo en cenizas.
Y qué entregue su alma
quién quiera
a la mentira y su mejor propaganda
que aún juega y gana
con la absurda voz de la tierra plana.
Y qué cabe su tumba la humanidad
con pala o la comodidad
de la escabadora
qué la vida renacerá
después de qué ella desaparezca...
