25 de junio de 2018

¿Por qué?

¿Por qué devoramos la tierra
en vez de mirar al Sol?
Se prestó a jugar a Dios
con esmero, tiempo y dedicación
para dar cuerda al corazón
y regar el alimento del latido
con su luz,
con su bendición.
¿Por qué desangramos un cuerpo
con vida en la mirada,
en el atento ojo del celeste,
en el iris protector
que germinó mares y océanos,
los ríos que fluyen a ras de piel
y dió sustento a los bosques,
calor y oportunidad a las pisadas?
¿Por qué corrompemos el pasado,
los cementerios del universo,
el legado de otra era
que ensucia las manos,
las almas con avaricia,
que apaga noches
con luciérnagas de pega
enturbiando las constelaciones,
los sueños bajo las estrellas?
¿Por qué desequilibramos el orden
con conocimiento de causa?
¿Para absorber la última gota
y llenar cuentas imaginarias,
pagares que callan la culpa
con entrada libre a los deseos,
inversiones sin futuro
que pagan todos y cobran algunos?
¿Por qué, por qué, por qué
jugamos a caballo perdedor
con la victoria en la mano del Sol?