26 de junio de 2018

Impunes

¿Cómo no corroe
tanta mentira para saciar la avaricia?
¿Cómo soportan el dedo acusador
de cientos, miles sobre sus cogotes?
Mientras
la vida sigue
en el hogar del día a día
con el pan al corriente... Con suerte.
A un mal paso siempre
de pagar la decisión
con beneficio para dos
bajo cuerda en buhardillas de silencio.
Y ostenta la osadía
con títulos de nobleza
en tronos de risa a la mejor falsa,
a la coreografía más cuidada
que nunca llega a escena
ni cambia el panorama para mañana.
Donde el postor siempre gana
si pone el precio correcto
o conoce el secreto
que más puntos deje a su juego
con la codicia como único principio
en contratos sin alma.
Bajo los focos de todos los ojos
con la sonrisa preparada
y el no es nada en la recámara
para justificar rachas de mala prensa
bajo la atenta mirada ciega
con la balanza por herramienta
en brazos de lazarillos de todo tipo,
buenos, malos, reos, testigos,
justos, con conciencia o vendidos...
Pero el pan está en la mesa,
hoy
y mañana quién sabe
si quedará tiempo en el reloj
para cabrearse con la corrupción
teniendo distracción a tiro de piedra
para saturar de información el coco
con voces fuera de tanto cuento
y montar un circo de pensamientos
lejos
de preocupaciones con impunes,
de quebraderos que vuelven loco
al sacrificado, al honrado, al honesto.