Hay un monstruo
callado en el sigilo de la sombra,
oculto del Sol
en resquicios que nadie mira
de manos del insomne cielo...
Y baila al son de lágrimas perdidas,
entre risas de pecado,
en sorbos al olvido,
sobre el sonido errante
de la melodía herida de la vida...
Pendiente, al acecho
del desconocido
que sirva el mal tiempo
arremetido por mareas y viento...
A un mal paso
frente al gato negro
de seis cicatrices en el corazón...
Con las garras al filo del riesgo
de un empujón por fortuna
en los caminos del despecho...
En los sarcasmos del buen Amor.
