no ata al mundo
ni doblega la realidad
a su voluntad.
Pues no existe
sin su antónimo
cómo el bien y el mal,
la luz y la oscuridad.
Y padece el caos
en la raíz
de su concepción
en busca de una victoria
inexistente
que vive y late
donde prevalece el equilibrio
entre las matemáticas
incorpóreas
y la ignorancia del posible
de la acuarela universal
con hueco para el todo
y mucho más,
sin límite
que, hoy, nadie pueda imaginar....