3 de diciembre de 2017

A Refugio

Puertas y ventanas,
andenes y trenes,
futuros de presente al instante,
dejar marchar para seguir adelante...
Vende mucho en este mundo
al que siempre le falta arena,
que prefiere olvidar a sufrir
cómo sanan las heridas de la vida,
y me incluyo,
aunque fracasé en el intento,
mi corazón
no borra buenos recuerdos.
No olvida las sonrisas a media tarde
las mañanas entre caricias,
los sentimientos en la noche
ni los silencios con nombre propio
o las locuras enamoradas
a refugio entre letras y palabras.
En rutas de más de un camino,
en miradas al Sol con tiempo de sobra,
a la Luna y sus guiños de plata
o a horizontes
de norte a sur y viceversa.
Con los ojos en dirección de la veleta,
los oídos al son del viento
y la libertad atada al pecho
más entero que dividido por amor
despierto frente a cualquier latido
que cruce fugaz o vista en luz el cielo,
para llenar de sueños mis sábanas,
entre sedas, algodón y papel,
para vestir de tinta mis líneas,
entre cuento, novela y voz del alma.