Más Allá

No tengo aire ni viento de bohemio
ni hechuras de poeta,
sólo tiempo entre pensamientos
a orillas del cielo
y un par de latidos en letras.
Con el corazón en un puño abierto
para que vea mundo
desde un balcón con ojos al viento.
Para que aprenda de las nubes,
de las noches bajo las estrellas,
del amanecer y las puestas de Sol
atado en corto de manos del sueño.
Para que reciba la lección
en un constante reto al filo
del abismo a un mal paso.
Para que sopese lágrima y sonrisa,
y oiga cantar a los pájaros,
a la brizna susurrar,
al río reír,
y palpite ecos de nuevos sentidos.
Para que juegue desnudo de miedo
y dispuesto a pagar el precio
de bailar bajo la lluvia
enamorado de la vida.
Para que entienda de fuera adentro
y quiera más allá de la flor
su raiz
en la libertad bajo las alas del Amor.

Asómate

Asómate a tus ojos
con el alma de la mano
y mírame al corazón.
Asómate desde tu iris
y mira
mi voz desnuda
en lamento de una sonrisa.
Educada entre tormentas
de nostalgias en otoño
y ausencias
en copos de invierno.
Asómate, mira... y veras
mi verdad, mentira y cuento,
mis sueños contigo
colgados entre estrellas.
Asómate... y me tendrás
en líneas de viento,
besos sin dirección
y abrazos de dos palabras.
Asómate... y sólo tú,
Amor,
sabrás de la media,
escrita a limón y vinagre,
mucho más de la mitad.

Almas

Somos dos almas solitarias
atrapadas en mirada de novela,
en palabras sin cuento
de las que escriben historia.
Dos almas tras un pretexto
que corre saltarín entre sueños,
al vuelo de flor en flor
al son de las voces del viento.
Dos almas sin dueños ni nudos
en las manos o la garganta
para robar estrellas del cielo
y lucir soles en la solapa.
Dos almas camino del destino
que aún no está escrito
ni decidido en ningún viejo libro
de vidas de otras tintas.
Dos almas perdidas en lo suyo,
entre huecos de buenas vistas,
entre paisajes de rincón,
encontradas de corazón.
Dos almas de libre maldición
en una condena de sonrisas
con la ilusión
que dibuja en los ojos el amor.

Te Diría

Te diría que no estaré si regresas,
que no quedará ni aires de bruma
en la dirección de mi destino
sin más cruces a nuestra mirada,
esa mirada soñadora
que siempre mira enamorada,
esa mirada que dice más que calla
y nunca dice nada a medias,
esa mirada que cuenta secretos
en armonía con la voz del alma.
Te diría que no encontrarás nada
de ayer ni de un mañana
si vuelves en busca de tu huella
que sigue adelante en mí pecho,
con marco y cadena de recuerdo
de plata sin ley
junto al susurro de mis latidos,
junto a la voz de silencio y tinta
que llueve caricias sobre el papel,
esas caricias que hablan de ti
y nacen pensando en tu piel,
esas que quedan libres al viento
a la caza de tu encuentro,
esas en dedos sin hilos
con tu nombre entre sus siluetas.
Te diría que llegas tarde
y no hace falta que corras,
que tu reloj se quedó sin horas
y ya no tiene remedio,
que olvides no decirnos adiós...
pero todo suena mucho a cuento,
porque la realidad
siempre estás a tiempo
de reclamar mis caricias,
de dar paz a mis ojos
o volver a por tus besos,
esos que cada día llevo puestos
en la recámara de mis labios,
esos que escapan entre suspiros
y busca sus propias palabras,
esos que solo saben de deseo
nacidos de una flor,
enraizada en el Amor
de la tierra sincera de mi corazón.

A Refugio

Puertas y ventanas,
andenes y trenes,
futuros de presente al instante,
dejar marchar para seguir adelante...
Vende mucho en este mundo
al que siempre le falta arena,
que prefiere olvidar a sufrir
cómo sanan las heridas de la vida,
y me incluyo,
aunque fracasé en el intento,
mi corazón
no borra buenos recuerdos.
No olvida las sonrisas a media tarde
las mañanas entre caricias,
los sentimientos en la noche
ni los silencios con nombre propio
o las locuras enamoradas
a refugio entre letras y palabras.
En rutas de más de un camino,
en miradas al Sol con tiempo de sobra,
a la Luna y sus guiños de plata
o a horizontes
de norte a sur y viceversa.
Con los ojos en dirección de la veleta,
los oídos al son del viento
y la libertad atada al pecho
más entero que dividido por amor
despierto frente a cualquier latido
que cruce fugaz o vista en luz el cielo,
para llenar de sueños mis sábanas,
entre sedas, algodón y papel,
para vestir de tinta mis líneas,
entre cuento, novela y voz del alma.

Personaje De Cuentos

No voy a protegerte
en Torres o Castillos de cristal,
en mazmorras con buenas vistas
tras el mordisco de mi mandíbula
ni pienso cabalgar tras mi lanza
venciendo gigantes en tu nombre
con el consuelo de un pañuelo
y la locura por mala escusa
para cobrar la valentía en besos
o recorrer los siete mares
en busca del navío de tus sueños
para abordar tu corazón a espada
y ganar de tu voz dos palabras.
Pues no soy personaje de cuento,
no soy el pirata traicionero
en espera del viento a favor
para arribar en tu cintura
ni caballero en busca de princesa
que agasajar como a Reina
con historias de mofa heroica
o el dragón celoso del tesoro
más precioso que camina la tierra.
Pero busco tu compañía despierto
sin pretextos,
porque quiero,
para dar baile al alma desnuda
en una página libre de imposibles,
en una mirada perdida entre líneas
contigo, sin ti, de la mano,
en los resquicios del horizonte,
en lagunas entre dos dimensiones,
entre la realidad y la imaginación,
para apaciguar la voz del corazón
que te ama y domina mi pecho
con tu nombre por única canción.

A Los Sueños...

Llévame de tu mano al cielo,
de la tierra al mundo de los sueños
junto a Nunca Jamás,
al lado del jardín de Las Maravillas
esquina con Oz
entre caricias de los siete mares,
entre miradas de rosa al viento
para bailar sobre las nubes
los pasos libres en un abrazo,
la canción sin letra en su voz
de melodía de ritmo al gusto
en el interior de un constante beso
de eterno fuego en brasas del Amor.
Llévame de viaje al firmamento
en la ventana de tus ojos,
en compañía de tu luz de estrella,
aún haga cenizas mis alas de cera
y caiga, entre sábanas vacías,
de despertar de mil y un sueños
forjados en un segundo contigo,
en un instante de reloj
sin ataduras de arena en la mente
para levantar castillos de playa,
para pintar oasis de ilusión
en desiertos de calles abarrotadas,
en un mundo ausente de corazón.