14 de septiembre de 2015

Estas aquí, en mí...

Subí a lo alto de una colina
para poder escuchar mejor el sonido de la brisa
mire alrededor bañado por el Sol
pero vi, que mi mundo, no tenía luz
porque tú, no estabas aquí.

Me enfadé con el destino
me oculté en un recodo oscuro del pensamiento
al abrigo cálido del recuerdo de tus besos
consumí melancolías día tras día
rememoré viejas alegrías envueltas en velos de tristeza.

Sonreí, a cada eco de tu nombre en el viento
custodié tus sueños en la noche
distante de ti en cuerpo
pero siempre a tu lado en pensamiento
dedicándote todas mis horas insomnes.

Me pregunte una y mil veces por qué no estabas aquí
o simplemente, yo allí
recorrí mentalmente el camino que nos separaba
los motivos que nos mantenían distantes
sentí el giro sin tregua del mundo que por nadie frena.

Acepté la perversa realidad
la ausencia del latir de tu cuerpo entre mis brazos
anhelar el sabor a pasión y ternura de tus labios
no poder observar el brillo intenso de tu mirada
ni perderme en el dulce sonido de tu voz.

Pero encontré otra gran verdad
que ni el tiempo, ni la distancia podrán borrar
en la oscuridad eres la luz de mi alma
el motivo principal que me recarga de felicidad
la alusión de mi corazón, para creer en el amor.