26 de febrero de 2018

Eclipse

Por qué
no cambiamos martes por jueves
y...
Nos vestimos de folclore
para pasear las calles de colores
de corto y clavel,
de lunares... Y peineta...
Para jugar las cartas de primavera
desojando margaritas
de dos pétalos
en un arrebato
de que más da yo quiero
que escarmiente en beso...
O nos disfrazamos de carnaval
para pasar inadvertidos
del aburrimiento
de no dejarnos ser nosotros mismos
con máscara de hoy sí
mañana no,
aunque arda el minutero
en un desvelo de sueños prestados
de líneas a ras de piel
con rasguños de loca sin razón...
Pero podemos quedar desnudos
con pretexto de conocernos mejor
y que susurre el viento
si puede, entre nuestros cuerpos,
sin protocolos
ni más palabras que los ojos
con la Luna o el Sol de testigos,
rojos de envidia por un eclipse,
frente a un destino improvisado
de reglas bajo imaginación
con influencia
oculta
y a la vista, entre caricias de corazón.