Te vi pasar,
te vi venir,
frente a mi
de aquí para allá,
casual
y disimulada,
haciéndote notar
sin decir nada
y todo,
sin jugar
y ganando la partida
en cada mirada,
en cada sonrisa
a mis ojos
locos de atar
por recorrer tu piel,
por enredar tu cabello
entre mis dedos
a centímetros
de tu cuello
que me habla
con voz hipnótica
en medidos gestos
a susurros desde lejos
y desde dentro
en deseos robados
a un corazón abierto
a cada sueño,
a cada cuento,
a cada historia,
a cada posibilidad
de vivir una vez más
a un latido de arder,
a una caricia de morir,
a un adiós sin fin
con sabor a principios
de nueva primavera
en flores de promesas,
en burbujas de ilusión
imposibles de cumplir
enamoradas
fuera del tiempo,
llenas de caprichos,
entre pestañeos
de un instante de luz
nacido al azar
entre tanta esquina
y vuelta,
entre tanto giro
y prohibido pasar
para alcanzar el cielo
y besar la realidad
con el alma desnuda
de intenciones
de príncipe
que salve princesas,
de dar
más de lo que tengo
cosido al pecho
para sumar pretextos
de querer toda la vida
con escapadas
a ver la Luna amanecer,
a buscar la tormenta
y surcar el rayo,
a caminar la marea
descalzos de tropiezos.
